Los baños de contraste o terapia de contraste se han usado por mucho tiempo para tratar lesiones en deportistas. De hecho, usar baños de agua fría y caliente, fue una de las primeras técnicas que se usaron para modificar la función del organismo. En la actualidad, sabemos que la exposición del cuerpo al frío y al calor, ayuda a mejorar la circulación.
Por tanto, es ideal para tratar una gran variedad de lesiones. Se usa en la disminución del dolor en casos de artritis de pies y manos, fascitis plantar, fracturas luego de quitar el yeso y tendinitis de Aquiles.
Además, debido al cambio repentino de temperatura, los vasos sanguíneos se cierran y se abren, lo que produce la acción de bombeo. Dicha acción, favorece el tratamiento de hinchazón en distintas áreas del cuerpo. Y para que la terapia sea más efectiva, los expertos recomiendan hacer una inmersión completa en agua fría y caliente.
Aunque, la clave está en las características del agua, tanto la fría como la caliente. Veamos más detalles cómo usar la terapia de contraste frío-calor.
Para que hagas bien el baño de contraste, el agua debe cumplir ciertas características, tanto la fría como la caliente.
Una vez termines con la terapia empezarás a sentir los resultados o el alivio que genera la inmersión en agua fría y caliente.
Cuanto tengas listas las tinas o las cubetas con agua fría y caliente, tienes que seguir estos pasos:
Lo ideal para que el agua mantenga la temperatura es hacerlo en interiores o usar una tina especial como la Plug N Plunge.
Este método de contraste se utiliza principalmente para tratar lesiones músculo-esqueléticas, especialmente aquellas de origen traumático.
Consiste en alternar entre agua fría y caliente, lo que puede hacerse fácilmente con cubetas. Si bien recomendamos las tinas, ya que te puedes sumergir completo, las cubetas funcionan muy bien.
En estas puedes sumergir la mano, los pies, los tobillos o la muñeca, ya que son áreas que resultan fáciles de tratar de esta manera.
Ahora bien, para zonas como el hombro o la cadera, que no pueden sumergirse, se recomienda aplicar compresas calientes o frías. No tienen el mismo resultado, pero si no tienes la posibilidad de usar tinas, es lo más práctico.
Otra opción es mojar un paño en agua caliente y aplicarlo directamente sobre la lesión, utilizando el calor por transferencia.
En cuanto al frío, como es más difícil de transferir con un paño, puedes usar hielo triturado o en cubos, envuelto en un paño. También puedes usar bolsas de gel frío, disponibles en farmacias, para lograr el mismo efecto.
Los baños de contraste tienen efectos evidentes sobre el cuerpo, principalmente en la circulación sanguínea. Además, influyen de manera indirecta en el sistema nervioso autónomo. Entre sus principales beneficios se encuentran:
Los baños de contraste se recomiendan en situaciones donde es necesario mejorar la circulación y reducir la inflamación de manera natural.
Los baños de contraste son muy efectivos en diversas situaciones, basados en los efectos previamente mencionados:
El uso combinado de frío y calor ofrece muchos más beneficios que cuando se aplican por separado. Si sigues las indicaciones de tu fisioterapeuta y realizas los ejercicios adecuados, la terapia de contraste te permitirá continuar tu rehabilitación desde casa. ¡Atrévete a probarla!
Reducir el dolor, recuperar movilidad o mejorar de una lesión reciente es posible usando la terapia de contraste. No importa si no tienes una tina especial para la inmersión completa y mantener la temperatura, puedes usar otras alternativas. Lo importante es que puedas disfrutar de los beneficios como alivio del dolor, la rigidez y mejorar el flujo sanguíneo. Consulta con tu doctor y empieza a tomar baños de contraste.
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